jueves, 2 de octubre de 2008

Angelus

Quién me iba a decir que el destino era esto.



Ver la lluvia a través de letras invertidas,
un paredón con manchas que parecen prohombres,

el techo de los ómnibus brillantes como peces

y esa melancolía que impregna las bocinas.

Aquí no hay cielo,

aquí no hay horizonte.



Hay una mesa grande para todos los brazos
y una silla que gira cuando quiero escaparme.

Otro día se acaba y el destino era esto.


Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:

siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,

y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra.

Mario Benedetti

1 comentario:

Shary dijo...

Gracias Sofy por contribuir mes a mes con poemas tanto para la cartelera como para el blog del curso....